¡ Señor le pido,Cid,el de la barba crecida!
Aquí estoy ante tí y también mis hijas,
de tan poca edad las dos, y muy niñas todavía,
y conmigo también las sirvientas.
Ya veo, Campeador, que nos vamos a ir ya.
Tendremos que separarnos .
Las dos manos alargó y con sus brazos cogió a sus hijas se las acercó al pecho porque mucho las quería.
Con lágrimas suspira en los ojos:
¡Oh,Jimena mi esposa tan buena y educada a ti te quise mucho !.
Ya ves que rápido nos separan,yo me tengo que ir mientras que tú te quedarás en Castilla.
¡Por favor que yo case algún día a nuestras hijas,y que se alarguen mis días!
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